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domingo, 7 de febrero de 2010

La deuda

Se quitó las gafas salpicadas de glóbulos rojos, la camisa teñida de vermellón y los pantalones perlados de sangre y rasguños.
Se sintió satisfecho por el trabajo encomendado, si bien no era profesional ni amateur a sueldo, el resultado le dio un orgullo mal disimulado que se dibujada en su sonrisa y tatuaba su piel con un mosaico de lunares rojos vencidos por la gravedad.
El espejo le mostró la magnitud de lo que había hecho, mientras por la ventana entraba el vocerío de los familiares en el patio, sorprendidos ante lo acontecido y con las señales del cadáver aún caliente bajo la sombra del olivo centenario, el mismo que los cobijaba en los muchos momentos festivos que por allí solían celebrar. El llanto agudo de los niños envolvía el aire con la tela del drama evitable para los infantes.
No sentía remordimiento alguno, al contrario, había cumplido con el deseo expreso de su padre, demasiados años con la promesa, que le hizo en vida, presente en su conciencia contrariada, saldar esa deuda contra su propia voluntad le reportaría consecuencias que él bien conocía pero las asumió con todo el honor posible.
Se lavó meticulosamente la piel ensangrentada, cabellos y uñas, no quería flagelarse con signos visibles de esa mañana del destino. Las voces en el patio no cejaban en intensidad, los niños seguían llorando, se torturaba por ser el único responsable de la sangría y tenía miedo por el veredicto de los familiares.
Una vez vestido de hombre respetable y pulcro, se dirigió al encuentro de los jueces y ante la escena de lo acontecido.
Bajó la escalera, dubitativo, cabizbajo, se prometió a sí mismo no parecer vulnerable y con la cabeza alta se dirigió hacia la puerta que franqueaba el patio. Respiró profundo y apareció sigilosamente en la escena y ante los protagonistas, sus zapatos empezaron a sortear los ríos de sangre que del centro de la estancia partían.
Los familiares, al advertir su presencia, hicieron un silencio casi sepulcral, sólo roto por los moqueos y sollozos de los más pequeños, no pudo articular palabra, sólo observar como era observado por todos, el que hace un rato estaba ensangrentado por la carnicería de su promesa ahora lo contemplaban limpio e inmaculado, no podía ser el mismo hombre sin piedad.
En esto estaban todos, cuando una sonora ovación irrumpió de las manos de sus amigos y familia, los niños corrieron a su encuentro, abrazándolo, zarandeándolo con sus empujones de afecto y juego, las mujeres se acercaron a besarlo y los hombres lo felicitaban con orgullo masculino.
La promesa deudora había sido saldada, era el único de los hombres del clan que faltaba por hacerlo.
Por fin, disfrutarían de las viandas proporcionadas por la matanza del chancho que por San Martín tenían costumbre matar en el pueblo las familias del lugar.

Bon appetit, Who.

25 comentarios:

Tu vecina en las montañas dijo...

Querido Who :
Uffff que estres nene de escrito si lo sé me quedo en mis montañas esperando una botella de cava....
Dos besos para ti ....
Por cierto un poco sangriento ¿?
¿Estas bien?

Néctar dijo...

Terrorífico y macabro relato. Pero me han gustado las imágenes

Néctares

La abuela frescotona dijo...

AY NIÑO, SIEMPRE ME SORPRENDES¡¡
ME GUSTÓ EL ESCRITO, Y CREO QUE EL CHANCHO, TAMBIÉN ME GUSTARÍA...
CARIÑOS WHO

Kerala dijo...

Ay, me asustaste. Fíjate que me trasladé a unas mañanas de domingo, las únicas en las que podía levantarme tardísimo, y un tío que criaba animales en el patio de mis padres, mataba los conejos de su gusto, al pie de mi ventana, todo en silencio y los desollaba en silencio, pero el olor a sangre se colaba por las persianas y me despertaba con una mezcla de rabia, asco e indefensión.

Caco dijo...

Vaya... se me vino un mundo en la cabeza, pero vale la pena probar esa deuda saldada, aunque no sea muy amante al puerco o chancho.

Saludos amigo. Me ha encantado. Abrazos venezolanos.

Gala dijo...

Ya me estaba yo imaginando lo peor.
Me has tenido en vilo, jejejeje
Buen relato.

Besitos

Sol - Estaré siempre dijo...

Ayyyy que miedito me dio al principio... que mounstruo asesino me imaginaba... sin tener piedad ni siquiera por aquellos niños...
Inesperado final .... pero que buen relato... aunque de aca en mas... no creo que coma bocado de cerdo... jajjaja!!!
Bueno quien sabe... es tan rico (pero creo que despues de esto me hago vegerariana)
Besos cielo, buen domingo para ti!!!

Anónima dijo...

He estado a punto de no acabar de leerte, que mal rollo!!!!
No me pegaba de ti un escrito así.
jajajajjaajja, pero el final ha merecido la pena ;)
hamón serrano!!!

saludos!!!!

ROSA ARAUZ dijo...

Ya pensaba que se trataba de una vendetta al estilo siciliano jajajaja

Qué arte más grande

BESOS JAMONEROS

Agua dijo...

Que te puedo decir que tu no sepas!!! magnífico relato de suspense con final muy campestre. Gracias por el día de hoy, las costillitas estaban pa morirse y la compañía como siempre inmejorable. Un besote

Gemma dijo...

Formidable!! me encantan estos relatos de suspense, el contraste que creas con las apariencias del personaje o con sus cometidos.

A mí me ha satisfecho, me gusta tu imaginación Who. Es chula.

Un beso grandote.

silver´s moon dijo...

Ufff que mal rato por diosssss!!! El momento más interesante es cuando ha salido limpito y pulcro ante los familiares y los niños, que aún moqueaban y sollozaban, pensé que le lincharían o algo así por asesino....

Me has tenido en vilo hasta el final, serías un buen escritor de novela de suspense jeje.

Besitos y feliz semana de San Valentín!!

Elizabeth dijo...

Idem. Lo leí imaginándome la promesa de un hijo a un padre y todo el dolor que debe conllevar el teminar con una vida
"a pedido". Muy buen remate.

Mayte S. dijo...

Como me cuesta leer estos relatos a mí..uff es un género que me inquieta mucho.

Saludos, esencia.

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

je, es que hay cada suelto.

Besos y amor
je

MORGANA dijo...

Who..te empiezo a conocer y sé que esos comienzos tan sangrientos y sin piedad tienen un doble sentido.
Millones de besos por el reencuentro.Morgana

Diario de nuestros pensamientos dijo...

ahhhhhh.... q miedo... como q muy sangriento, no?

Anónimo dijo...

Magnifico relato, por un momento me perdí en un mar de dudas al imaginarme el peor de los desenlaces para tan sangrienta historia.
Enhorabuena por tu bautismo de sangre.
Bsos*

La abuela frescotona dijo...

Who, solo paso a preguntar, para cuando los jamones del chancho?, avísame, te dejo un abrazo amigo

Norma Ruiz dijo...

who:
qué crudo el relato, como el jamón.
me gusta tiene intriga, suspenso, muerte.
buena alquimia.
besos enormes

María dijo...

JAJAJA...¡¡Lo sabía WHO!!

¡¡tu imprevisibilidad, empieza a ser previsible!! ;-)

Está genial, un asesino, que en realidad es el matarife del cerdo jajaja.

Te diré que nunca he sido capaz de contemplar semejante hazaña, y mira que me han invitado veces... A mi, al oír sus chillidos, ya me deja de gustar el jamón. ;-)


Muchos besos, Who.

@Intimä dijo...

Con lo bueno que esta el cochino y yo sería incapaz de ver ni una gotita de sangre.
Tu relato como siempre ;-) de lo mejor.
Besitos.

Anónimo dijo...

Tremendamente ingenioso ese cierre. Te felicito.

Un fuerte abrazo.

Gaia dijo...

Leía y leía y paralelamente me iba preguntando...a ver a qué o a quién demonios habrá matado...

Me encantó, como siempre, lo que escribes y me gustó descubrir tu lado intrigoso.

Pero me pregunto, ¿habrá también doble sentido en este relato? otro misterio más ;)

Un fuerte abrazo.

ninfa pajaro que vuela dijo...

Se ajusta bastante a lo vivido, quizás por eso lo adiviné en las primeras letras.
Por mi parte, nunca más, porque como chilla el chancho!