- Papi, te voy a decir una cosa.
- Dime.
- Tus ojos son salvajes, tienes ojos salvajes.
- Jajajajajajaja, salvajes, jajajajajajaja, ¿ por qué dices eso, cómo son los ojos salvajes?.
- Son oscuros, los leones tienen los ojos oscuros, los leones son africanos, tus ojos son oscuros como los de los leones, tus ojos son salvajes. Los ojos tuyos, los de Álvaro y los míos son salvajes.
- Y los ojos de Mami, ¿ cómo son?.
- Son azules, no son salvajes.
- ¿Por qué no son salvajes los ojos de Mami?.
- Porque son azules, los ojos oscuros son los ojos salvajes, los de Mami no son salvajes.
Curiosa la deducción que hizo mi hijo Óscar (cuatro años) sobre el color de los ojos, Álvaro (cinco años) y yo nos mirábamos entre incrédulos, sorprendidos y ufanos con la ocurrencia de Óscar y su particular interpretación del color de los ojos.
Ni que decir que me sorprendió totalmente su ocurrencia y lo premié con un abrazo y un beso de admiración y agradecimiento por el momento único que nos había regalado el pequeño de la familia.
Who.